Ikigai es un concepto japonés que significa “una razón de ser”. Segun la cultura japonesa, todos tenemos un Ikigai… encontrarlo es un proceso profundo y, a menudo largo, que sólo puede llevar a cabo uno mismo. Y el proceso de buscarlo es fundamental ya que cuando se encuentra, te lleva a la satisfacción y al sentido de la vida.
Soy un completo desconocido de la cultura japonesa. Pero el otro día cuando mi amiga Mariona me mostró este concepto, rápidamente entendí que si se logra combinar pasión, misión, vocación y profesión, tiene mucho sentido que se llegue a estados de plenitud considerable.
Hay mucha información sobre este concepto, incluso una charla en TED. Os invito a investigarlo, o al menos reflexionar sobre ello. Y os deseo mucha suerte, y me la deseo a mi mismo, para que todos seamos capaces de encontrar nuestro lugar en el mundo! Manos a la obra y a por el Ikigai!
Bucear puede ser claramente un reto personal. El submarinismo te lleva bajo el agua, un contexto completamente nuevo donde tendrás que volver a aprender a sentirte relajado y calmado. Respirar bajo el agua y sentir la ingravidez es una maravilla, pero requiere de cierta paciencia y acostumbrarse a la calma en un nuevo contexto. Además, cuanto más calmado estés, más pausada será tu respiración y menor el consumo de aire. Por lo tanto, podrás disfrutar de más tiempo bajo el agua.
Sobre todo durante los cursos de submarinismo, pero también en cualquier inmersión, las habilidades comunicativas del instructor de submarinismo son claves para crear un clima de confianza.
Para ser un buen instructor de buceo, recomiendo::
Aportar información relevante y no mentir: tener toda la información, tanto de los puntos buenos como de las posibles debilidades o riesgos, ayuda a gestionar las expectativas y resolver posibles retos durante una inmersión. Tener las expectativas adecuadas a la realidad que nos encontraremos genera confianza y capacidad de reacción.
Utilizar un lenguaje claro: hemos de transmitir los mensajes utilizando un lenguaje claro y directo para hacerlo comprensible. Y tenemos que adaptarlo a la audiencia que tengamos: no es lo mismo hablar con buceadores expertos, con personas que están aprendiendo, individuos que se ponen en el agua por primera vez, niños…
Reforzar el lenguaje no verbal: es importante que controlamos cómo nos comportamos y comunicamos físicamente, de forma que vaya alineado con nuestro mensaje verbal. Tenemos que estar tranquilos, sentirnos seguros y demostrarlo a nuestro público.
Mostrar empatía: debemos ponernos en el lugar de nuestro interlocutor y mostrar comprensión de su estado de ánimo y sus emociones.
Ser humilde y reconocer que no lo sabemos todo: puede que nos hagan preguntas complicadas o de temas que no dominamos. No es necesario inventarse la respuesta o presumir de determinados conocimientos que no tenemos. No pasa nada por decir que no se puede contestar la pregunta pero que se investigará para intentar proporcionar una respuesta adecuada tan pronto como sea posible.
Dar feedback constructivo: es muy probable que hayan habilidades o conocimientos que se tengan que mejorar por parte del cliente. Y obviamente, por parte del instructor. Nadie es perfecto. Por ello, es importante comentarlo y corregirlo, sin buscar culpables, pero enfatizando posibles soluciones para conseguir una mejora continuada.
Una de las cosas que más me fascinan del buceo y de su enseñanza es el poder de las miradas. Vivimos en una sociedad acelerada, donde todo el mundo va a lo suyo y en general, tenemos pocos momentos de calma. Pocos momentos de contacto interpersonal. Pocos momentos de mirarnos a los ojos.
Mirar a los ojos de una persona, conocida o desconocida, a veces se nos hace difícil. Los ojos son un gran elemento de expresión de las emociones y del estado de ánimo. Y muchas veces nos da miedo aguantar la mirada a las personas, porque estamos dejando entrever demasiadas cosas de nosotros.
Con el buceo, debajo del agua, no se puede hablar. Y aunque cualquier sistema educativo del mundo del submarinismo tiene sus propios signos para poder hablar con las manos, la mirada es una gran fuente de información. Bajo el agua, sobre todo en momentos de aprendizaje, nos miramos a los ojos. Y a través de la observación de la mirada, los instructores podemos detectar muchas cosas: cosas muy buenas, como alegría, excitación y entusiasmo; o cosas que nos ponen alerta para dar una respuesta tranquilizadora, como el miedo, el estrés o la angustia.
Actuar de forma responsable para dar respuesta a una mirada es una tarea muy enriquecedora que me ayuda a empatizar ya reconocer el estado de la gente dentro del agua, lo que tiene un impacto directo en mejorar esta habilidad personal también fuera agua. Y lo mejor de todo es que a ti también te puede ayudar. ¡Ven a bucear y compruébalo tú mismo!
Descubre la experiencia del curso Open Water Diver de PADI, el curso más popular para empezar en el mundo subacuático, a través del vídeo oficial.
El vídeo explica la experiencia de una buceadora y como empieza su aventura durante sus vacaciones, una manera muy habitual de empezar en el mundo del buceo. La chica nos explica como el curso le permite conocer gente con una manera de entender la vida similar, a pesar de que vengan de diferentes países, entornos o edades.
En el curso, conoce y se acostumbra al equipo de buceo e incrementa su comodidad y confianza para ser capaz de disfrutar respirando debajo del agua. Como muestra el vídeo, el curso Open Water Diver está basado en la práctica paso a paso y con repeticiones, una buena manera de incorporar fácilmente los diferentes puntos de aprendizaje y requerimientos. El sistema PADI está pensado para hacerlo fácil.
Con este curso, descubrirás un mundo totalmente diferente y te rodearás de cosas que nunca has visto. Como nos explica en el vídeo, te abrirás a experimentar sensaciones nuevas y te dejarás sorprender por los movimientos especiales de las cosas y los seres debajo del agua. Experimentarás en tu piel una sensación muy similar a la ingravidez!
¿Estás preparado/a para descubrir este mundo nuevo? Sólo está en tus manos dar el paso y encontrar un centro de buceo o un instructor de confianza y lanzarte de cabeza al mundo del submarinismo. Estoy seguro que no te arrepentirás!